Una legión de ciclistas marcha en estos días rumbo a la capital catamarqueña con el afán de rendir tributo a la Virgen Morena o del Valle. El desfile, que se repite todos los años, se hizo sobremanera pesado y obligó a muchos a tomar largos descansos en razón de los agobiantes calores que se vienen registrando. Esta vez, probablemente por el mismo motivo climático, prevalecieron los peregrinos en bicicletas. Los caminantes, provenientes desde distintos puntos de la provincia, fueron muy pocos. Al menos es lo que reveló el personal que se desempeña en los puestos de asistencia instalados en varias comunidades ubicadas a lo largo de la ruta nacional 38. “El calor los castiga muy feo. Llegan exhaustos, con mucha sed y hambre. De 100 peregrinos solo unos 10 fueron caminantes y el resto ciclistas. Este año se vio muy pocos a pie. Aquí se les brinda alimentos, líquido, masajes y revisión médica. Hay además una ambulancia disponible para casos de emergencia”, explicó Rosana Cuello, del puesto de Aguilares instalado por la municipalidad. Hasta ayer no hubo ningún caso de descompensación u otros de salud. Hay otros puestos que también atienden a los promesantes en Monteros, Concepción y Alberdi.
Razones
El hecho de haber superado momentos difíciles en un contagio de Covid-19 y otros por no haber contraído la enfermedad pese a haber estado muy expuestos, fueron algunas de las causas que inspiraron a los peregrinos a emprender camino hacia la catedral que alberga a la Virgen Morena. También están los que pedalean por tradición familiar y para implorar por trabajo y salud. Arribarán un día antes de que los catamarqueños celebren las fiestas patronales de esa imagen sagrada. Será el jueves con una concurrencia que se prevé multitudinaria. Roque José González (60 años) es uno de los promesantes ansiosos por llegar pedaleando ante el altar de la Virgen Morena. Tiene una razón avasallante. El año pasado el hombre estuvo 45 días internado en un coma inducido en una sala de terapia intensiva afectado de un grave cuadro de Covid. “Solo recuerdo cuando me internaron con problema respiratorio y después cuando desperté. Habían pasado un mes y medio entre la vida y la muerte. Creo con fervor que mi fe en la Virgen me salvó. Ahora voy a agradecerle ese milagro”, dijo Roque de Tafí Viejo. Marcha acompañado de Luis Barrionuevo (26 años), un compañero de entrenamiento. Desde Tafí del Valle Luis Zamorano (22), junto a otros cinco peregrinos en bicicletas, transitaba agobiado bajo el sol abrasador. “Salimos a las 6.30 y ya llevamos seis horas de pedaleo. Es mucho el calor. No es la primera vez que vamos en bici a visitar a la virgen, pero este año se está haciendo difícil y lo estamos sufriendo mucho más que los anteriores. Lo hacemos para cumplir promesas que hacen a la salud y trabajo de uno y la familia”, contó el joven. Una agrupación de gauchos de San Miguel de Tucumán en unos 15 sulkys fueron los que más llamaron la atención a los asistentes instalados en la ruta. José Ponce, de Simoca, este año tomó la decisión de embarcarse para visitar a la Virgen del Valle para agradecer el milagro de no haber contraído Covid pese a que lo tuvo su esposa y casi todos sus compañeros del nodo de atención en que trabajó durante la pandemia. El hombre aclaró: “no solo voy a agradecer que hasta ahora me escapé de esa enfermedad, sino también por mi mujer y compañeros que se recuperaron luego de contraer el virus”, dijo. Junto con él van Julio, Antonio y Rubén Medina. Es uno de los pocos casos en que van y volverán pedaleando. La mayoría tienen previsto retornar en vehículos de asistencia. Uno de los más veteranos de los promesantes que marchan a visitar a la virgen es Fabián Villa, de Las Talitas. El hombre se embarcó en su 28 travesía en bicicleta con otros tres parientes. “Desde niño mi padre me solía llevar a Catamarca en colectivo a la celebración del día de la virgen. Después, ya adolescente, me animé a hacer el viaje en dos ruedas. Desde entonces lo hago todos los años”, contó. “Lo mío es parte de una tradición familiar que nace por la devoción a la Virgen del Valle. Siempre voy a agradecer por estar con vida y todo lo bueno que le sucede a la familia durante el año”, apuntó. En el caso de Lucy Luis, de San Miguel de Tucumán, su devoción se conjugó con el amor por su hijo Habid Moreno (19 años) que estaba muy entusiasmado por peregrinar a Catamarca, pero no tenía con quién hacerlo. “Me decidí a acompañarlo para que pueda cumplir su sueño. No estoy muy entrenada, pero vamos avanzando con este calor que te castiga mal”, comentó la mujer en un momento de descanso en Aguilares.
La Policía desplegó en la ruta controles móviles a fin de garantizar la seguridad de los peregrinos.